La fatiga crónica, está clasificada por la OMS dentro de las enfermedades neurológicas.
La OMS la reconoce en 1989 como una enfermedad real, aparece en las listas de enfermedades nuevas, recurrentes y resistentes a los medicamentos. Se desconocen las causas exactas del síndrome de fatiga crónica.
Puede afectar al sistema inmunológico, neurológico, endocrino y cardiovascular. La fatiga crónica se caracteriza por dolor muscular, dolor de las articulaciones, dolor de cabeza, debilidad muscular, fatiga extrema, falta de memoria, problemas para concentrarse, sensibilidad en los ganglios linfáticos, irritabilidad, etc.
La fatiga crónica afecta con mayor frecuencia a personas de entre 30 a 50 años y afecta más a las mujeres. Las personas que sufren de fatiga crónica en la mayoría de los casos, ven como se limitan sus actividades diarias. Esto produce en la persona sentimientos de culpa, ansiedad, ira, depresión. Cuando hay una mala gestión del estrés y las emociones la persona puede tener recaídas. Es común tener periodos de relativo bienestar, los síntomas pueden disminuir o incrementarse.
La persona que sufre de fatiga crónica ve mermada su calidad de vida, se siente incomprendida ya que son un cúmulo de síntomas. Aunque esté reconocida por la OMS, todavía mucha gente no la entiende y piensa en ella como algo psicológico. Entonces la persona que la sufre tiene que estar constantemente justificando su estado.
¿Puede la quiropráctica ayudarme?
Las personas con fatiga crónica que tienen cuidados quiroprácticos, pueden tener una mejor calidad de vida.
Cuando sufrimos de estrés emocional, físico o químico, se producen desequilibrios en la columna vertebral, que interfieren en la correcta comunicación del sistema nervioso.
El Quiropráctico, detecta donde se encuentran esos desequilibrios, ya que cuando una vértebra pierde su posición correcta o rango de movilidad, los nervios que salen entre las vertebras, se irritan y se produce una interferencia en la comunicación entre el sistema nervioso y el cuerpo.
Al ajustar la columna vertebral, vuelve a fluir esa información. La persona siente como su estado de bienestar se va reestableciendo y como consecuencia su estado de ánimo mejora. En definitiva se va recuperando la calidad de vida que se había ido mermando.