En los últimos tiempos es muy frecuente ver a madres y padres llevando a sus bebés consigo mediante portabebés, fulares u otros dispositivos similares. Estos sistemas conllevan una serie de beneficios muy deseables, relacionados con la autonomía del portador y por supuesto, con el bienestar del bebé. Madres y padres ganan en comodidad y movilidad, y el bebé ve reforzado su vínculo afectivo con sus padres gracias a la proximidad que permiten estos sistemas. Por todo esto, su uso se ha extendido enormemente, sustituyendo en muchas familias a los carros.
No obstante, como pasa con todo en la vida, además de los pros, también existen contras. En el caso de los portabebés, estos contras tienen que ver con su mal uso principalmente, aunque no solo. Por ejemplo: hay que ir con cuidado al portar en bandoleras a niños menores de cuatro meses, gemelos, prematuros, niños de bajo peso al nacimiento o con infecciones de las vías respiratorias, ya que pueden sufrir sofocaciones si su nariz y boca se comprimen contra el pecho del adulto, lo que les impediría llorar y podría tener consecuencias fatales. La cara del bebé debe permanecer siempre visible. La siguiente cuestión es puro sentido común, pero por si acaso: cuando estemos llevando al bebé enganchado a nosotros, hay que evitar cualquier tipo de situación de riesgo, desde aquellas que nos expongan a quemaduras, como cocinar, a aquellas que puedan aumentar el riesgo de una caída, como ir en bici o patinar.
Si bien todo lo anterior puede resultar intuitivo, no lo es lo que viene a continuación, que tiene que ver con la postura, y un posible efecto adverso: la displasia de cadera en bebés. Un estudio del Instituto Internacional de Displasia en Cadera realizado en EEUU revela que la posición menos saludable para las caderas en la infancia es cuando las piernas se mantienen en extensión de las caderas con las rodillas extendidas, las piernas estiradas y juntas, es decir lo contrario de la posición fetal. El riesgo para las caderas es mayor cuando esta posición se mantiene durante mucho tiempo.
La posición más saludable para las caderas del bebé es aquella en que las caderas quedan abiertas con los muslos apoyados. Esta posición, llamada la posición de jinete, es la posición que favorece la libre circulación de las caderas sin forzarlas, favoreciendo además el desarrollo de la cadera de forma natural.
Ya sabéis: las bandoleras, fulares y portabebés pueden ser muy útiles, ¡pero mucha atención a la postura del bebé!