La lumbalgia, el dolor en la parte baja de la espalda, es la principal causa de absentismo laboral en el mundo. A este contundente dato aportado por la revista científica internacional Annals of the reumatic deseases se suman las descorazonadoras previsiones de Organización Mundial de la Salud.
Según este organismo, una vez aparecida, la dolencia prevalecerá entre el 23% y el 38% de los casos a nivel mundial. El motivo fundamental es que ni ésta ni la dorsalgia, el malestar en la parte superior, están diagnosticadas como una enfermedades propiamente dichas, con una sintomatología y un tratamiento paliativo o curativo en concreto, sino que se trata de “dolores de duración variable en un área de la anatomía , afectada de manera tan frecuente que se ha convertido en un paradigma de respuestas a estímulos externos e internos”.
Nos enfrentamos a un mal crónico y global, al que tratamos de combatir con tratamientos antiinflamatorios. Según el experto, el dolor de espalda ha producido un círculo vicioso del dolor, sobre todo en la cultura occidental, donde se atiende más a los tratamientos paliativos que a los preventivos, asegura.
Son tres los principales orígenes del problema: la tensión emocional, la mala educación postural y los hábitos poco saludables de vida, es decir, el sedentarismo y la mala alimentación.
Sin embargo, de nivel general a un más concreto, deberíamos fijarnos en los pequeños hábitos diarios, nada desdeñables ,que nos producen dolor y a los que ni siquiera creeríamos responsables del mismo.
“Síndrome del billetero”
Se le denomina así porque tiene su origen en el hábito masculino de llevar la cartera, bien repleta de documentos, en uno de los bolsillos traseros del pantalón. Al tratarse de un peso diario, podemos llegar a descompensar la columna, pinzando el nervio ciático.
“Latigazo cervical a km cero”
El abuso del teléfono móvil amenaza con crear una epidemia de lesiones cervicales en las nuevas generaciones. La postura antinatural de mirar hacia abajo para escribir en el teclado del smarthphone equivale a cargar sobre nuestros hombros el peso de un niño de ocho años. Los datos los aporta The Journal surgical Technology.
Mochilas con ruedas y escaleras
Mochilas a la espalda no, con ruedas sí. De acuerdo, pero no tanto… En este caso, todo el peso se ha trasladado a un lado de nuestra espalda, lo que nos puede provocar lesiones y contracturas musculares. Al subir y bajar las mochilas y maletas con ruedas por escaleras realizamos un esfuerzo extra que nos puede acarrear dolor e inflamación.
Recomiendo distribuir el peso del material en mochilas con bandas acolchadas y, en el caso de las ruedas, no arrastrarlas durante mucho tiempo.
El brazo fuera de la ventanilla
El equilibrio postural es muy importante. Cuando conducimos debemos llevar ambos brazos agarrados al volante, pero no sólo por precaución, sino para evitar la llamada “tendinitis del supraespinoso”. Detrás de esta terminología médica se esconde una inflamación del hombro por movimientos forzados repetidos.
“El misionero”, tradicional , pero seguro
El sexo, con todo su ímpetu y su “dejarse llevar” es una de las causas comunes del dolor. Ocurre que como está asociado a un hecho placentero no lo identificamos con la lumbalgia ni con otro tipo de dolor. Pero sí, mucho cuidado con las posturas a adoptar. Si padeces problemas de espalda, mejor el tradicional misionero, a ser posible, boca arriba y con un extra de soporte en la zona lumbar.