La ciática es mal bastante habitual en nuestras sociedades: muchas personas la sufren y otras tantas la sufrirán en un futuro. Este dolor, a veces capaz de incapacitar a quien lo padece, se produce por la irritación del nervio ciático, que nace de la zona inferior de la columna y llega a través de sus ramificaciones nerviosas hasta los pies -el nervio ciático es de hecho el nervio más largo en nuestros cuerpos-. Cuando este nervio es presionado o rozado por alguna vértebra, se genera un dolor, un hormigueo o un entumecimiento que se transfiere hasta las extremidades.
Para detectar la ciática, además de las pruebas de imagen y la exploración, es importante conocer si el paciente presenta estos antecedentes o factores:
- Sublevaciones vertebrales.
- Tener un trabajo asociado al levantamiento de mucho peso o al mantenimiento de posturas antinaturales. Haber realizado algún esfuerzo de este tipo recientemente.
- Haberle sido detectado un tumor de médula.
- Padecer artritis o inflamación de las articulaciones.
- Padecer espondilolistesis -el desplazamiento de una vértebra sobre otra-.
- Tener hernias discales o estenosis del canal lumbar.
De cara a prevenirla, sobre todo, evitar esfuerzos excesivos. Atención también al embarazo: aumentan las probabilidades de que se presione el nervio ciático. La quiropráctica puede ayudarte a combatirla, así que si sospechas que puedes estar padeciéndola, lo mejor sin duda es que te pongas en manos de un especialista.