La columna es el eje de nuestra vida
Así lo creemos los quiroprácticos y con esta premisa trabajamos para preservar y mejorar la salud de nuestros pacientes. No solo pensamos que un problema en la columna vertebral va a afectar al sistema locomotor, sino también al funcionamiento global de nuestro organismo. Consideramos que cualquier cambio en ella afectará a los nervios que la rodean y estos a su vez a una parte determinada del cuerpo.
Además, los quiroprácticos abordamos dolencias localizadas exclusivamente en la espalda, como no podía ser de otra manera. Las desviaciones de las curvas naturales de la columna vertebral son uno de los mayores motivos de consulta.
Y es que la columna no es recta, en absoluto. Presenta pequeñas concavidades en tres zonas de la espalda: el cuello, el área dorsal y la zona lumbar. Cuando estas curvas se modifican por aumento hablamos de hipercifosis, en la caso de la curvatura dorsal, o hiperlordosis, tanto en la cervical como la lumbar. Cuando es a la inversa y estas curvas se rectifican, hablamos de dorso plano, en lo referente a la curvatura dorsal, y de rectificación cervical y lumbar.
La más llamativa de estas modificaciones del equilibrio natural de la espalda es la hipercifosis. Popularmente se la conoce como ‘chepa’ o ‘joroba’.
El origen de la hipercifosis, la espalda abultada a la altura de los dorsales, es diverso, así que la forma más sencilla de explicarlo para que se comprenda bien, es clasificándolo en dos grandes grupos:
Hipercifosis postural
La causa de la hipercifosis postural habitualmente es una mala postura repetida.
Puede corregirse siendo consciente de las posturas que adoptamos y tratando de mantener la espalda erguida aguantando una buena postura. En este caso no existen deformaciones en los huesos de la columna. Habitualmente, solemos verla en niños y adolescentes en edad de crecimiento, mujeres con pecho abundante, personas de gran estatura y en otras que trabajan muchas horas sentadas o con ordenadores.
Hipercifosis estructural
La hipercifosis estructural no puede corregirse solamente mediante trabajos posturales. Sus causas son distintas a una mala postura y pueden relacionarse con distintos problemas en la columna.
La hipercifosis congénita. Las personas con este tipo de hipercifosis estructural nacen con ausencia de partes de la columna o que no han llegado a formarse del todo. Una persona con una vértebra que no se ha formado correctamente puede desarrollar una hipercifosis debido a problemas estructurales subyacentes que se originan a partir de esta malformación.
Un segundo tipo de hipercifosis estructural es la enfermedad de Scheuermann. Este tipo de hipercifosis ocurre cuando el frente de la columna no crece a la misma velocidad que la parte posterior de la misma. Los médicos han descubierto que algunos niños empiezan a desarrollar este tipo de cifosis entre los 12 y 15 años, un período importante del crecimiento de los huesos.
En la actualidad no se sabe con exactitud y a ciencia cierta qué es lo que causa la enfermedad de Sheuermann, pero se cree que la herencia genética puede ser un factor relevante. Otras posibles causas de la cifosis de Scheuermann incluyen la interrupción en el crecimiento de los huesos, la altura y el peso.
El tratamiento
El corsé, la reeducación postural y el ajuste quiropráctico son las tres grandes bazas para corregir las que se producen por traumas de impacto o enfermedades degenerativas.
El ajuste quiropráctico devuelve a la columna vertebral flexibilidad y elasticidad, teniendo poco a poco la capacidad de estar más erguidos. También disminuye la presión en los discos vertebrales.
Los ajustes vertebrales son una de las mejores opciones para el tratamiento y la prevención de esta desviación, ayudando a disminuir el dolor y la rigidez de la espalda y mejorando la movilidad de la misma.
Para que puedas conocer el pronóstico de mejora de tu hipercifosis dorsal, te recomendamos acudas a un quiropráctico licenciado y él, mediante el chequeo de tu columna, podrá indicarte cualquier es el tratamiento que te recomienda seguir.
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En cuanto a la higiene postural resulta básica en todos los procesos, no sólo para mejorar, sino también para prevenir. Sobre todo de niños, aprendiendo a mantenernos erguidos y evitando sobrecargarnos de peso.