La cervicalgia se caracteriza por dolor en la zona cervical, afectando la nuca, los hombros y las paletillas. Puede producir entumecimiento, hormigueo y debilidad en los brazos y manos. Perdida de movilidad, dolor de cabeza y en ocasiones presión en la base del cráneo, incluso la persona puede sufrir  mareos, vértigos y zumbidos en los oídos.
La cervicalgia la puede sufrir cualquier persona  a lo largo de su vida. El hecho de estar sentados en la misma posición durante muchas horas puede causar estos síntomas.
La columna cervical está conformada por siete vértebras, entre las vértebras se encuentran  los discos  intervertebrales que actúan como amortiguadores. Cuando los discos intervertebrales se desgastan, comprimen los nervios que salen a través de los agujeros de las articulaciones, pudiendo irritar y provocar dolor en el cuello o en  los brazos.
La mayoría de las veces la cervicalgia es producida por desordenes mecánicos en las articulaciones.

La columna cervical, junto con los músculos y los ligamentos del cuello, sirve para sostener el peso de la cabeza y permitir todos los movimientos. Es la parte de la columna vertebral menos protegida y la de más movilidad.
A la hora de trabajar para evitar esta sintomatología, se debe de cuidar la postura.

Sillas con respaldos rectos, sentarse correctamente.
Cuidado a la  hora de coger el teléfono y la postura que se adopta.
Intentar cambiar de postura con frecuencia e ir alternando y no pasar muchas horas en la misma posición.
Hacer estiramientos, yoga y pilates. Estos ejercicios ayudan a corregir la estática defectuosa.
Evitar la tensión nerviosa y hacer ejercicios de relajación.

Y por supuesto los Cuidados Quiroprácticos. Por el estrés físico que se realiza a diario, el estrés emocional, que hace que los músculos se tensen y el estrés químico, se producen desequilibrios a nivel de las vertebras, llamados subluxaciones que los Quiroprácticos corrigen mediante ajustes específicos en la columna vertebral.